sábado, 3 de marzo de 2012

“Drogas” entre Legalizar y/o Prohibir”.

Dentro de los temas a discutir, ha tomado un espacio importante el de la Legalización de las "Drogas", entre otras razones por el interés demostrado por algunos países de la región, y la manifiesta oposición del gobierno de los Estados Unidos, de manera que se convierta en una cuestión para el replanteamiento de las políticas públicas dirigidas al control y represión de actividades criminales relacionadas con sustancias de psicotrópicas prohibidas.

Esta discusión no es novedosa, ya desde finales de la década de los 70 y en los años 80, algunas de las corrientes de la Criminología Crítica latinoamericana, han venido haciendo énfasis en el significado de las políticas que criminalizan la producción, el tráfico, comercio y consumo de un conjunto de sustancias que tienen la capacidad de alterar estados físicos y psicológicos de las seres humanos, a los cuales de manera indistintas se les ha llamado drogas, y que en términos generales, tienen mucha similitud con sustancias como el alcohol, el café o el tabaco, que tienen las mismas propiedades, pero que se comercializan ampliamente, siendo estas verdaderas drogas de carácter legal, estas a su vez se diferencian de una inmensa cantidad de otras sustancias vegetales o sintéticas, con propiedades o para el uso terapéutico, de amplio uso comercial y para el consumo bajo el control médico. Lo cierto es que es mucho lo que se dice y poco lo que se sabe real y científicamente sobre lo que hoy llamamos "drogas".

En la década de los años 60 los estudios efectuados en materia de drogas son escasos y estas se les asocian a la contracultura y el psicodelismo que rodea a grupos que cuestionan el sistema social y político en los países centrales, en medio de las guerras contra países en el sudeste asiático.

En la década de los años 80, surge una especial atención científica a los problemas derivados de las estrategias y acciones políticas nacionales e internacionales que definen el modelo de la política criminológica imperante en términos generales hasta el momento presente, autores como Antonio Beristaín, Elías Newman, Alesandro Baratta, Rosa del Olmo, Eduardo Escohotado, Louk Hulsman, Massimo Pavarini, Marcos Kaplan y muchos otros, han dedicado gran parte de su trabajo científico y filosófico, para divulgar con seriedad y rigurosidad los peligros reales y ficticios en torno a las drogas ilícitas, que empiezan a perfilarse tal y como hoy se nos presentan, a partir del Boom de la Cocaína, que se da en los años 70, cuando empiezan a surgir las organizaciones criminales internacionales para la producción, tráfico, comercialización y posterior lavado de las ganancias millonarias que generan estas actividades al margen de la ley.

La prohibición de las drogas ha impuesto un paradigma, de cara a la seguridad pública y a la soberanía de los Estados Latinoamericanos, de dependencia política, que amenaza la estabilidad de los países de la región, sumergidos en la tensión dialéctica que genera por un lado la política unilateral de los Estados Unidos desde su enfoque político y militar de represión de los delitos relacionados con las drogas y por otra parte por las acciones de los grupos u organizaciones, relacionados o infiltrados desde los años 80 y 90 con movimientos políticos, definidos hoy como narco terroristas, con grandes recursos financieros, capaces de corromper y desarticular las bases institucionales de los Estados de la región.

Este modelo ha sido cuestionado esencialmente por su demostrada incapacidad para detener el narcotráfico, ante la gran demanda de los mercados en la metrópoli, generando un estado de guerra y violencia incontrolable en la periferia, convirtiéndose en un aliciente para el precio de la droga en el mercado y dejando una estela de violencia que hoy cruza la ruta del narcotráfico.

"Los delitos concernientes a las drogas son intrincados como nunca antes se conoció en la antología delictual. Combinan la violencia desmesurada con la astucia y el ingenio. No se saben quiénes son sus autores ni el número de sus víctimas y cómo trasciende las fronteras y los continentes, valiéndose de operaciones ilícitas y también legítimas, llevadas a cabo por empresas industriales y comerciales serias" ( Newman. Elías. La legalización de las Drogas. De Palma. 1991. p. 161.)

Legalizar un conjunto de sustancias que hoy llamamos drogas, y todo el entramado que rodea esta categoría, implica dirigir los esfuerzos a la desarticulación de las mafias del tráfico y el desmantelamiento de toda la estructura y la infraestructura tejida en torno a la clandestinidad.

Un modelo de legalización de las ciertas drogas, no debe entenderse como la liberalización y el descontrol, por el contrario debe implicar un control y regulación, bajo monopolio de los Estados, del uso, la asepsia, calidad y administración de las drogas, debe significar el despliegue educativo e informativo precedido de la investigación científica objetiva de los usos y consecuencias, así como la asistencia medico hospitalaria y farmacológica dirigida por el Estado. De manera que lo que alienta la prohibición y el tabú, escape al control de los grupos criminales.

De la mano de la legalización y la despenalización hay que establecer los mecanismos internacionales necesarios para que una estrategia alternativa a la represión y el prohibicionismo tenga posibilidades. Lo cierto es que importantes organismos como el Sindicato Unificado de Policía, organización sindical de la Policía de España, señalaba ya en el año 1989, que la legalización de la droga "no es rendirse ante el crimen organizado, sino combatirlo con un método que consideramos eficaz, como es acabar con las circunstancias que originan los inmensos beneficios, que no es otra que la prohibición".

Desde este mismo punto de vista, Fiscales de la Audiencia de Barcelona, conformaron en el año de 1989 un grupo de estudios sobre la legalización, señalando como un hecho que "la política de represión ha sido un fracaso y el aparato represivo no ha servido para nada".

Los costes económicos de un nuevo modelo de política criminológica frente al problema multidimensional de las llamadas drogas, se estiman que serían muy inferiores a los que hoy se destinan en el modelo de la prohibición para la represión y sanción, pensemos que cada año son mayores las incautaciones de drogas (en particular cocaína y marihuana), incalculables los haberes financieros que se mueven en el sistema bancario internacional legal e ilegalmente y la adopción de medidas de seguridad en fronteras nacionales dispuestas para la guerra contra el narcotráfico internacional, que al final de la historia no es nuestra guerra y entre la corrupción que se cuela por el aparato del Estado y la violencia que genera en contra de las personas causa una grave afectación al Estado Democrático de Derecho que queremos construir.

1 comentario:

  1. Muy bueno, pero no cree usted que el tema sea más bien los intereses Económicos y los beneficios que se generan por la ilegalidad, y que este negocio le pertenese a personas que controlan la posibilidad de la regularización o no.
    Saludos

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