martes, 24 de enero de 2012

Pueblos indígenas. Educación intercultural bilingüe

Estoy rescatando algunos artículos de opinión que he escrito a lo largo de estos 10 años, y paso a "colgarlos" en este tendedero de ideas, para que esten a la vista y queden en testimonio.

Aun en el contexto de la globalización, del desarrollo de la sociedad del conocimiento y de las tecnologías de las telecomunicaciones y la informática, cada vez son más grandes las barreras y obstáculos que profundizan las condiciones de las desigualdades e inequidades sociales y culturales que afectan la vida de millones de personas alrededor del mundo, por lo que es indiscutible que garantizar el acceso a la educación como un medio para el desarrollo de las capacidades, actitudes y conocimientos que le permitan a los seres humanos participar en la vida social de forma digna y productiva, de manera que se fomente tanto su identidad personal como su pertenencia a la comunidad, es una tarea vital para la superación de la pobreza.

En ese sentido uno de los más grandes desafíos al que se enfrentan las sociedades multiétnicas y multiculturales, tiene que ver con la preservación de la unidad dentro del marco del respeto a la diversidad y a las diferencias culturales. Lo que debe ser atendido de manera prioritaria como parte de las políticas sociales que desarrolla el Estado.

Hannah Arendt escribió hace ya algún tiempo, que "El primer derecho humano y del cual derivan todos los demás derechos es el derecho a tener derechos". Esta es una idea de gran aceptación, gracias en gran parte a la puesta en práctica de estrategias para el desarrollo de la educación. Sobre todo cuando ésta se basa en modelos construidos con la participación y el reconocimiento de los valores y los aportes que cada cultura representa y el significado que adquieren para la consolidación del estado social y democrático de derecho.

Es por ello, que como parte del Informe Anual que presenta el Defensor del Pueblo a la Asamblea Nacional, reiteradamente se ha venido insistiendo en lo imperioso de fortalecer las acciones gubernamentales y las políticas públicas destinadas a garantizar los derechos históricos de los pueblos indígenas que integran la nacionalidad panameña y dentro de estos derechos, en el plano de la igualdad, la educación como un derecho fundamental clave para el desarrollo humano sostenible, y por consiguiente, un medio indispensable para participar en los sistemas sociales y económicos del siglo XXI.

Todos los esfuerzos institucionales, jurídicos y políticos del Estado, por reconocer y garantizar el principio de igualdad de los panameños y panameñas ante la ley, sobre todo de reconocer a las poblaciones indígenas la titularidad de los derechos a la autodeterminación y al autogobierno, conforme a sus usos y costumbres y en su territorio, dentro del marco de la Constitución Política y las leyes adoptadas, no han sido suficientes para garantizar el respeto a los derechos humanos de los indígenas panameños, por lo que la educación debe ser considerada como la vía más propicia y rentable para superar la desigualdad y la inequidad, que de manera exponencial afecta las comunidades indígenas.

Vale recordar, que el Estado panameño ha adoptado importantes herramientas internacionales, como el Convenio 107 de la OIT, que versa sobre la protección e integración de poblaciones indígenas y tribales, con el cual adquirió el compromiso de desarrollar programas sistemáticos para garantizar la igualdad de derechos y oportunidades, a la cultura, a la protección del trabajo, a los servicios sanitarios, de educación, al mejoramiento de las condiciones de vida y a la protección del derecho de propiedad colectivo o individual sobre los territorios que tradicionalmente han sido ocupados por ellos.

Pese a la importancia que ocupa este instrumento internacional, los pueblos indígenas reclaman normativas de alcance específico en la protección de los derechos de los cuales son titulares, por lo que la Defensoría del Pueblo ha reiterado lo imperioso de la ratificación del Convenio No.169 de la OIT sobre los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes.

Todos estos elementos son de importancia para la estructuración de una adecuada estrategia para la institucionalización de la educación intercultural bilingüe que efectivamente asegure la presencia y la participación de los pueblos indígenas, no sólo como parte del proceso educativo, sino como sujetos de su propia historia.

A estos propósitos se refería el mejicano Natalio Hernández, educador y escritor indígena bilingüe, cuando decía que los pueblos indígenas desean transitar por el mundo globalizado sin renunciar a la propia identidad y manteniendo la dignidad propia, con el interés de aportar la herencia cultural milenaria para participar en el diálogo entre lenguas y culturas, al señalar que: "... El diálogo intercultural y la confrontación constructiva entre lenguas y culturas diversas pueden ayudar a la identificación de lógicas distintas, cosmovisiones diferentes y nuevas formas de aprendizaje. Esto permitirá a niños y adultos desarrollar una actitud crítica hacia la propia cultura y la ajena, para seleccionar los contenidos educativos y culturales que les ayuden a pensar y construir, en última instancia, su propio proyecto de vida".

Al finalizar en el año 2004 el Decenio de las Naciones para la Educación en la esfera de los derechos humanos, la puesta en funcionamiento por parte del Ministerio de Educación de las acciones encaminadas a la institucionalización de la educación bilingüe intercultural, como uno de los objetivos propuestos por el gobierno nacional para la integración de los pueblos indígenas, es una buena noticia que debemos aplaudir y contribuir a su eficaz aplicación. Ojalá que este proyecto se consolide en el tiempo y la distancia.

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