miércoles, 17 de mayo de 2017
Vete en taxi... si es que puedes!
En algún momento el oficio de taxista y el servicio de Taxis, dejo de ser un contrato de transporte público selectivo y se convirtió en un elemento más en la estrategia de sobrevivencia, juega vivo de muchos, para tener un vehículo propio, transportarse al trabajo y además recoger un par de pasajeros en su propia ruta que por un precio, generalmente abusivo, le permitiera pagar el carro y su combustible.
Eso explica la cantidad de taxis estacionados en las inmediaciones de edificios de oficinas públicas (como la policía) y otras empresas.
Muchas de las causas del mal servicio de "taxis", están relacionadas con la improvisación, la poca capacidad para vigilar y hacer cumplir las regulaciones que se establecen y otras condiciones que tienen que ver con el pésimo estado del transporte colectivo público en general, en un país que creció y su infraestructura metropolitana se quedó pequeña.
No olvidar que el clientelismo político y la corrupción, repartió "cupos" para Taxis como pastillas en cumpleaños de chiquillos.
Todos estos ingredientes sazonados con el juega vivo y el colapso del sistema educativo y cultural del país, da como resultado el pésimo transporte público, que incluye nuevas versiones cómo la piratería y otras plagas. Sin dejar de mencionar que, llegando al extremo de lo peligroso, ante el descontrol, en no pocas ocasiones, los vehículos de taxis, son utilizados para operar y camuflar actividades delictivas.
El sofisma o falso dilema entre taxistas y Uber va más allá de lo evidente!
La plataforma tecnológica "Uber", es un buen negocio y organiza un servicio que evade regulaciones que deberían cumplir los taxis, pero que nadie respeta.
Esa discusión no es solo local. En Europa hasta en las instancias comunitarias se debate sobre la cuestión de la legalidad aplicable a otras modalidades del transporte publico.
Transportarse de un punto a otro en una ciudad como la nuestra, es una necesidad vital y puede ser considerada como parte del derecho humano a la libertad individual de tránsito, derecho que el Estado debe proteger y garantizar, y quienes presten este servicio deben respetar. No es solo un negocio cualquiera. Tener licencia o cupo para operar un taxi limita el interés particular de los prestatarios del servicio y los obliga, de allí que el "No voy" después de parar al llamado de un usuario es igual a romper un contrato. Aún así el reto es, vete en taxi... si es que puedes!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario